viernes, 1 de junio de 2007

NOS ESTAN ENVENENANDO LA VIDA


Una bomba: ¿hay Plutonio en el agua de La Matanza?
Fuente: (Diario UNO)
"De esto no hay candidato que hable, esto esta fuera de las agendas de los "grandes medios", mientrastanto los vecinos de Esteba Echeverria y de La Matanza mueren silenciosamente sin saber por que."

Un informe pericial pedido por la Justicia alerta de “daño ambiental y riesgos extremos de contaminación de aguas subterráneas”. Prestigiosos especialistas advierten que aún no se tiene conciencia de esta contaminación sin precedentes en la Argentina.

En abril pasado, la prensa mundial se hizo eco de un peculiar hallazgo científico: en una mina de Serbia fue descubierto un raro mineral casi idéntico a la Kryptonita, la mítica
sustancia fluorescente que debilitaba al más fuerte de los hombres, Superman. Un poco más atrás en el tiempo, los periódicos de los cinco continentes gastaron toneladas de tinta en la muerte de un ex espía ruso, envenenado en un crimen propio de la Guerra Fría, con un tóxico letal: una gota de Polonio 210. ¿A qué viene este preámbulo? No se impaciente, ya tendrá respuesta.

El equipo de investigación de uno tuvo acceso de manera exclusiva a una de las pericias realizadas, a pedido del Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal Nro. 1 de Lomas de Zamora, en la causa abierta contra el Centro Atómico Ezeiza (CAE) por presunta infracción a los artículos 200 y 207 del Código Penal.

Si bien el caso tomó velozmente estado público, enseguida se hundió en un sospechoso impasse informativo. A ese mutismo contribuyó la carencia de fondos monetarios del tribunal para continuar con los estudios que refutaran o ratificaran las alarmantes conclusiones del perito geólogo Fernando Díaz, de la UBA, quien encendió la luz de alarma al dictaminar : “La operación de las trincheras (piletones excavados en la tierra) de residuos líquidos radiactivos ha originado un daño ambiental por contaminación del
agua subterránea con persistencia durante centenares o miles de años, con un notorio incremento del riesgo para los seres humanos”.

Crudo, alarmante, ¿exagerado? No. El experto localizó entre esos residuos inyectados en las trincheras del CAE la presencia de Cesio 137 y de radionucleidos de extremadamente largos períodos de semidesintegración, como Plutonio 239, Neptunio 237 y Uranio 235, con un potencial de contaminación a las aguas subterráneas de 100 mil años posteriores a su evacuación”.

Lo que se dice, un futuro hipotecado y una bomba de tiempo, ya que afecta a las napas y
al acuífero Puelche, de donde se extrae el agua que bebe gran porcentaje del conurbano y casi toda La Matanza.

Investigación reactivada

La asignación de una partida presupuestaria especial reactivó la investigación, que permitirá develar si la invasión de nitratos a los pozos de extracción del Puelche proviene de la masa de nitrógeno de las soluciones nítricas descargadas en las trincheras de Plutonio.

Hasta aquí, el texto viene demasiado técnico. Para acercarlo a su realidad cotidiana, calza perfecta la denuncia del médico alergista Valentín Stiglitz, miembro de la
Asociación Ambientalista de Esteban Echeverría: “Además de radioactivos, los elementos volcados son tóxicos y han causado cánceres en una cantidad mayor de lo
razonable, fundamentalmente del aparato digestivo (que es por donde entra el agua) de intestino, de riñón (que es por donde se elimina), y también trastornos genéticos”.

De Ezeiza con amor

Durante años, a través del Área de Gestión Ezeiza (ubicada en el sector cuatro del CAE) se procedió al “almacenamiento transitorio, tratamiento, acondicionamiento y deposición final de los residuos radiactivos”, entendiéndose por ellos “materiales que exceden las restricciones de dosis establecidas por la Autoridad Regulatoria para su dispersión en el ambiente”.

El informe pericial Nro. 7 se focalizó en las instalaciones de deposición final, articularmente las trincheras, y determinó que “dadas las características de construcción de los pozos se maximizan los peligros de contaminación del recurso hídrico subterráneo”. Como si esto no bastara, tilda de preocupante “la reiterada pérdida de contabilización de los radionucleidos inyectados”.

En tanto, los tambores con residuos nucleares en mal estado de conservación merecen un párrafo aparte, al ser “una carga contaminante extremadamente elevada y en riesgo extremo” de envenenar las aguas.

Tanto Díaz como muchos especialistas (ver aparte) concuerdan en que la movilidad del
suelo, la falta de homogeneidad y de impermeabilización, la ausencia de exámenes geológicos apropiados y el desconocimiento en el manejo de residuos radioactivos, que por otro lado no tenían el debido control, representaron agravantes en este daño ambiental sin precedentes asestado a la región.

El veneno radiactivo mata. Y la realidad, muchas veces, supera a la ficción en La Matanza. Ahora, la pregunta del millón: ¿Por qué nunca se ha encarado un estudio
del impacto a la salud de los pobladores?

Una cruzada desigual de los damnificados

Hace un puñado de años, la Asociación Ambientalista de Esteban Echeverría envió una carta a un diario que, por casualidad, leyó el Fiscal Federal General de la Provincia de Buenos Aires. Ahí se inició lo que con el avance del tiempo devino en sucesivas pericias y un dolor de cabeza “para algunas” autoridades.
“Un hombre, por su cuenta, asentó una denuncia por posible envenenamiento de las aguas; el juez nombró a un perito y éste en su informe señaló que las aguas tenían uranio y nitratos”, resume Valentín Stiglitz.

Pronto, una de las prédicas de los funcionarios, que atribuían los nocivos nitratos a la materia fecal de los pozos ciegos, se derrumbó: el magistrado allanó el CAE y el perito
pudo leer archivos que siempre fueron secretos. La documentación demuestra los miles de litros de ácido nítrico que se utilizaron para la separación del Uranio y otros
elementos, por lo que se desprende que la contaminación por Uranio y nitratos es provocada por este centro atómico y no por los pozos ciegos”.

De la misma asociación, Claudio Caruso añade lo suyo: “De acuerdo a la pericia del geólogo Díaz, se han eliminado residuos radioactivos como el Plutonio, que van
directamente a las napas de agua”, aunque admite que todavía no se llegó a efectuar un análisis isotópico para poder rastrearlo y detectarlo.

“Según los registros, el CAE admite haber arrojado a las trincheras 400 miligramos de Plutonio. Un microgramo de este elemento alcanza para contaminar el equivalente a un estadio de fútbol lleno de agua. Eso significa que lo que han arrojado es criminal”, protesta.

También explica que las trincheras donde se arrojaban los residuos, procedentes en su mayoría de las centrales nucleares, no son cerradas, sino que “la parte de abajo está
rellena con canto rodado, arenas y arcillas”.

“La intención es que eso lixivie rápidamente y que cuando los elementos radioactivos llegaran a las napas, perdieran su efectividad y no contaminaran”.

Si bien en el laboratorio eso sucede, Stiglitz recalca que en la vida diaria no, “porque no hay una capa homogénea de arcilla: en algunas partes hay trozos, en otras agua, en otras está mezclado”.

Partiendo de las pericias del geólogo y de los pozos testeados, fue delimitándose un área
comprometida: con punto central en la instalación atómica, los porcentajes de uranio y nitratos tenían un área de expansión, lo que propagó el drama.

“Hay que trasladar el Centro Atómico Ezeiza”

El profesor titular de la cátedra de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) y Premio Nobel Alternativo, el biólogo Raúl Montenegro, no tolera las medias tintas: “Si se confirma, como se presume, la presencia de Plutonio en el agua, es producto del Centro Atómico Ezeiza.

El Plutonio 39 solamente puede tener origen en residuos radioactivos procedentes de un reactor nuclear y el único lugar que maneja Plutonio en el área es Ezeiza”. “Si alguien quería encontrar un lugar insensatamente ridículo para ubicar una central nuclear, es la localización que tiene el CAE, primero porque está al lado de un aeropuerto, y segundo por su cercanía a un barrio superpoblado y en estrecho contacto con un acuífero importante”, despotrica.

Como titular de la FUNAM, organismo no gubernamental que tiene rango consultivo ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, advierte que pese a las controversias, todos los análisis de agua son semejantes.

“Lo que ha variado es la interpretación de los resultados, pero todos son compatibles y en ellos se destaca obviamente la presencia de uranio y otros elementos peligrosos. El estudio más reciente es el del organismo de energía atómica y el primero fue el peritaje que hizo Fernando Díaz para la fiscalía.

También hizo un estudio Greenpeace y la Agencia de Protección Ambiental (EPA). En todas las pericias está confirmada al presencia de Uranio, que supera los valores establecidos para los distintos estándares internacionales”, acusa el biólogo.

En peligro

Todos los habitantes del Municipio con agua de red brindada por el programa “Agua más Trabajo” y aquellas personas con pozos podrían verse damnificados a raíz de los residuos nucleares volcados indiscriminadamente durante más de 35 años por el Centro
Atómico.

“Básicamente, los argumentos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) son normales. Este elemento se encuentra de forma natural en el agua, la diferencia es que normalmente lo máximo que se puede encontrar no pasa de 1os dos microgramos por litro, pero en este caso se encontraron 36 microgramos por litro”, denuncia el prestigioso científico.

Las consecuentes enfermedades son incontables, “lo importante es que en términos radioactivos no hay ningún valor de seguridad, todos los niveles que se toman son técnicos o políticos, como el caso del arsénico donde la legislación permite un 0,5 miligramos por litro; si lo consumís a este valor no hay problemas.

En la salud se establece un límite de seguridad real, pero en materia de radioactividad, hablando de Uranio radioactivo, no hay ningún valor de seguridad como referencia.

Cualquier valor es de riesgo, si se da un valor tope no quiere decir que eso sea inofensivo, sino que es un valor tomado políticamente”.

Espantosamente grave
“Encontrar Plutonio en el agua es espantosamente grave, no es que esperás 20 días y desaparece. El plutonio en cualquier punto permanece de forma indefinida. Es uno de los materiales mas tóxicos que se conoce, te mata como cualquier veneno químico, como material tóxico en pequeñas cantidades es letal”.

Entonces a poco de que las sospechas se confirmen, Montenegro vaticina lo que será el
argumento refutador: “Si esto está en el agua, vas a tener una vertiente que es la CNEA, que va a decir que los valores encontrados de plutonio se hallan por debajo de los estándares internacionales para agua y después vas a tener otro grupo de especialistas como yo, que te va a decir que no tiene que haber Plutonio en el agua”.

“La forma de precaución que el CAE utilizaba no resiste ni el más pequeño de los análisis. Las distintas operaciones de manipulación de residuos han sido deplorables”, se indigna.

“Esto tiene que ver primero con la soberbia, segundo con el amparo que da el secreto de las operaciones y en tercer lugar con la impunidad, con saber que se está descargando residuos de riesgo y que nadie se va a responsabilizar.

Por otro lado, en el CAE se hicieron una serie de actividades no controladas por la sociedad, por ejemplo el reprocesado experimental de combustible nuclear agotado, cuando se tratan barras de combustible como las de Atucha I, para la obtención de
Plutonio 39 y de Uranio 235”.

“El CAE contamina y no puede seguir en ese lugar y va a ser una operación costosísima trasladarlo. Ha impactado al medio ambiente y uno puede presumir que ha habido impacto sobre la salud. Es el término correcto en esta instancia de datos”.

La causa
“El desempeño del juez Santa Marina me parece positivo porque la causa continúa viva.
Hace falta sí ayuda externa al Poder Judicial, sobre todo para adquirir criterios de análisis.

La causa está acotada a un tema pero me preocupa lo que tenemos ahí, en el CAE, por los riesgos que genera. Es imprescindible que se haga una auditoría de manera independiente.

Tendría que hacerse una suerte de arqueología en el predio y monitorear qué y dónde se
volcaron los residuos nucleares, porque más allá de la contaminación del agua se hace
indispensable el estudio de todo el centro atómico por un laboratorio externo, supongamos que un organismo internacional. Hay que escanear el CAE de forma independiente”, aconseja Raúl Montenegro.

Informe clasificado
A fines de 2005 la FUNAM reveló un informe del gobierno bonaerense encabezado por la palabra "Confidencial", donde se reconoce que de los 57 análisis de agua enviados a los Estados Unidos para ser analizados por la Agencia de Protección Ambiental, 10 muestras de las extraídas exceden el valor de 20 microgramos de Uranio por litro, con un valor máximo de 34,5 microgramos por litro.

Entre los sitios contaminados son uranio se encuentran, según el informe, la Escuela N°
12 y Jardín de Infantes N° 919 del barrio El Pinar, domicilios particulares de Barrio La Celia en Ezeiza y de Esteban Echeverría, Villa Deportiva Municipal del Sindicato de
Empleados de Comercio, Escuela Penitenciaria Federal.

El documento también detallaba que uno de los pozos pertenecía a una perforación explotada por la ex Aguas Argentinas. Según la Funam, la postura de CNEA reivindica como límite 100 microgramos de Uranio por litro en el agua, mientras que la Organización Mundial de la Salud considera suficientes 15 microgramos para tornar no
potable al agua.

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